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Cuando hablamos de la salud de los huesos, la mayoría de las personas piensan en el calcio. Y cuando hablamos de la salud del corazón, puedes pensar en el tipo de grasa que consumes o la cantidad de sodio que consumes.

Sin embargo, cuando vives con enfermedad renal, es esencial vigilar otros factores como el fósforo, la vitamina D y la hormona paratiroidea (PTH).

En este blog, te explicaré cómo la enfermedad renal afecta tus huesos y tu corazón. Aprenderás la importancia de llevar una dieta baja en fósforo y mantener tus niveles de fósforo en sangre en niveles adecuados.

¿Cuándo Aumenta el Fósforo en la Enfermedad Renal?

El fósforo es un mineral que se encuentra en muchos alimentos. Es importante, pero cuando vives con enfermedad renal, tus riñones no pueden eliminar el fósforo correctamente.

En las primeras etapas de la enfermedad renal, el cuerpo ya comienza a percibir el riesgo de acumulación de fósforo, aunque los niveles en sangre aún NO estén elevados. Desde los estadios 2 y 3, el cuerpo activa mecanismos para evitar que el nivel de fósforo en sangre aumente.

Uno de estos mecanismos es el aumento en los niveles de la proteína Klotho y la hormona FGF23. Ambas tienen la función de ayudar a los riñones a eliminar el exceso de fósforo y mantener el equilibrio en el cuerpo. Simultáneamente, la hormona paratiroidea (PTH) también empieza a subir en respuesta a la acumulación de fósforo en estos estadios tempranos.

Estas hormonas y proteínas trabajan intensamente para evitar que el fósforo se acumule. Los riñones tienen que esforzarse cada vez más, y esta sobrecarga contribuye a la progresión de la enfermedad renal. A medida que la función renal se deteriora, en estadios 4 y 5, se vuelve más difícil para los riñones mantener el balance de fósforo en sangre.

Cuando el fósforo en la sangre finalmente sube en estos estadios avanzados, aumenta el riesgo de problemas en los huesos y en el corazón.

¿Qué sucede con tus huesos cuando tienes enfermedad renal?

La enfermedad renal crónica no solo afecta tus riñones, sino que también puede llevar a un grupo de problemas llamados “trastornos minerales y óseos”.

Estos incluyen:

  • Hiperparatiroidismo secundario: La hormona paratiroidea (PTH) se eleva, lo que afecta tus huesos.
  • Osteodistrofia renal: Alteraciones en la estructura ósea.
  • Hiperfosfatemia: El fósforo en la sangre está alto.
  • Calcificaciones: Endurecimiento de los tejidos blandos, como arterias, lo cual afecta al corazón.
  • Calcifilaxis: Condición grave caracterizada por la formación de dolorosas úlceras y la muerte del tejido (necrosis) debido a la calcificación de los vasos sanguíneos pequeños en la piel y los tejidos subcutáneos.

El papel del fósforo en tu salud ósea

Niveles altos de fósforo en la sangre causa problemas serios como el debilitamiento de los huesos y calcificaciones en arterias.

Cuando el fósforo se acumula en tu cuerpo, provoca que la hormona PTH se eleve. A su vez, las glándulas paratiroides pueden crecer y producir cada vez más hormona PTH. Niveles elevados en sangre de la hormona PTH hace que tus huesos liberen calcio, lo que debilita la estructura de los huesos. Con el tiempo, tus huesos se vuelven más frágiles, aumentando el riesgo de fracturas.

El PTH elevado se maneja con medicamentos conocidos como análogos de vitamina D (calcitriol, paricalcitriol o doxercalciferol) y calcimiméticos. Estos análogos de vitamina D son diferentes a los suplementos de vitamina D3 (colecalciferol) que puedes comprar sin receta.

Tu médico te indicará si necesitas comenzar dichos medicamentos. Cuando las glándulas paratiroides no responden a los medicamentos y los niveles en sangre de la hormona PTH están muy elevados, tu médico te pudiese recomendar remover las glándulas paratiroides conocido como paratiroidectomía.

¿Cómo Afecta el Fósforo a la Salud del Corazón?

El exceso de fósforo en el cuerpo no solo afecta los huesos; también tiene un impacto directo en la salud del corazón y los vasos sanguíneos. Cuando los niveles de fósforo en la sangre están elevados. Este fósforo acumulado se une con el calcio y puede formar depósitos en las arterias, endureciéndolas. A esto se le llama calcificación vascular.

La calcificación de los vasos sanguíneos hace que las arterias pierdan flexibilidad, dificultando que la sangre fluya adecuadamente y aumentando la presión sobre el corazón. Con el tiempo, esto eleva el riesgo de enfermedades cardiovasculares como hipertensión, ataques al corazón y fallo cardíaco.

Por eso, controlar los niveles de fósforo en la dieta es crucial para reducir el riesgo complicaciones. Incluso, es importante controlar la cantidad de fósforo que consumes aunque los niveles en sangre aún se mantengan en rango. Mantener el fósforo en un nivel seguro ayuda a proteger tanto los huesos como el sistema cardiovascular.

Cómo controlar el fósforo en tu dieta

Hay tres principales fuentes de fósforo en los alimentos:

  1. Fósforo en plantas: Se encuentra en alimentos como granos integrales, nueces, semillas y legumbres (como las habichuelas y los guisantes). La buena noticia es que solo se absorbe entre un 40% y 50% del fósforo que se encuentra en las plantas. Por lo que, no necesitas preocuparte demasiado por estos alimentos.
  2. Fósforo en proteínas animales y lácteos: Este fósforo se absorbe en mayor proporción, entre un 60% y 80%. Ejemplos de alimentos con fósforo animal incluyen carne, leche y queso. Si comes mucha carne o productos lácteos, tu cuerpo absorbe más fósforo, lo que puede empeorar los problemas.
  3. Fósforo en aditivos: Estos son los más peligrosos, ya que el cuerpo absorbe más del 90%. Los aditivos de fósforo se añaden a muchos productos procesados como refrescos oscuros, malta, quesos procesados, jamón, carnes congeladas, cereales, sustitutos de leche, productos de panadería entre otros. Es importante leer las etiquetas de los alimentos para evitar estos aditivos.
porciento de absorción de fósforo de fuente vegetal, fuente animal y aditivos

¿Qué puedo hacer para reducir el fósforo en mi dieta?

Aquí te dejo algunos consejos prácticos para reducir tu ingesta de fósforo y mantener tus huesos y tu corazón saludables:

1. Lee la lista de ingredientes de TODO lo que compres

Busca palabras “fosfato” o “phosphate”, ya que indican la presencia de fósforo añadido. Evitar estos productos te ayudará a reducir la cantidad de fósforo en tu dieta.

Puedes usar la aplicación gratis PhosFilter para que te ayude a detectar los productos que tienen aditivos de fósforo.

Aquí te comparto 10 bebidas comerciales con fósforo añadido.

2. Cocina en casa

Preparar tus propias comidas te da control sobre los ingredientes y reduces el riesgo de consumir alimentos con fósforo añadido.

3. Controla las porciones de proteínas animales

Limitar las cantidades de aves, pescados, mariscos, res, cerdo y productos lácteos te ayudará a reducir el fósforo en tu dieta.

Algunos alimentos que aportan más fósforo son:

  • 3 onzas hígado de res (392 mg)
  • 3 onzas sardinas con hueso (420 mg)
  • 4 onzas leche evaporada (250 mg)
  • 1/2 taza pudín instantáneo de chocolate (350 mg)
  • 1/2 taza pudín instantáneo de vainilla (279 mg)
  • 1 taza mezcla de macarrones con queso (400 mg)

4. Escoge quesos sin aditivos de fósforo

Naturalmente los productos lácteos aportan fósforo. Por ejemplo, 8 onzas leche aporta 227-248 mg fósforo, 1/2 taza yogur aporta 108-178 mg fósforo y 1 onza queso americano aporta 211 mg fósforo.

Si además tienen aditivos de fósforo, los quesos pueden ser una fuente muy alta de fósforo. Algunas alternativas bajas en fósforo son: 1 cucharada queso crema (15 mg), 1 onza queso feta (94 mg), 2 cucharadas queso parmesano (80 mg).

5. Sustituye el polvo de hornear en tus recetas

El polvo de hornear, que contiene fósforo, se usa en productos como panqueques, bizcochos y donas para hacer que la masa quede más esponjosa.

Puedes sustituir cada cucharadita de polvo de hornear por una mezcla de 1/4 cucharadita bicarbonato de sodio y 1/2 cucharadita crema tártara (si no tienes que restringir el potasio). También puedes usar agua carbonatada para que tus recetas queden más ligeras sin añadir fósforo.

6. Disfruta de frutas y vegetales

Son bajas en fósforo y te ayudan a proteger la salud de tus riñones. Establece como meta comer entre 2-4 tazas de frutas y vegetales todos los días.

Mantén niveles adecuados de vitamina D y calcio

La vitamina D es esencial para que tu cuerpo absorba el calcio. Si tienes enfermedad renal, es posible que tus niveles de vitamina D estén bajos. Asegúrate de que tu médico revise tus niveles de vitamina D (25-hidroxivitamina D o 25(OH)D) al menos una vez al año. Si es necesario, se te recomendará un suplemento de vitamina D3.

La cantidad de calcio recomendada puede cambiar según el estadio de la enfermedad renal y los medicamentos que estés tomando. Las guías KDOQI 2020 sugieren que quienes estén en estadios 3-4 y no usen ciertos medicamentos de vitamina D deben consumir entre 800 y 1,000 mg de calcio al día. Esto ayuda a mantener el equilibrio de calcio sin que se acumule en el cuerpo.

Para quienes están en estadio 5 y en diálisis, es importante ajustar el calcio en la dieta. En especial si tomas medicamentos como atrapadores de fósforo a base de calcio, vitamina D activa y calcimiméticos. Queremos evitar que se acumule demasiado calcio y cause problemas en los vasos sanguíneos.

En general, consumir más de 1,000 mg al día podría aumentar el riesgo de acumulación de calcio en las arterias. Por eso, cada persona debe tener una recomendación personalizada, según su dieta, sus medicamentos y su salud en general.

¿Qué hacer si la dieta baja en fósforo no es suficiente?

Si a pesar de seguir una dieta baja en fósforo, tus niveles de fósforo siguen altos, tu médico puede recetarte medicamentos llamados atrapadores (o ligantes) de fósforo. Estos medicamentos se toman con las comidas y ayudan a evitar que el fósforo se absorba en el intestino.

Hay diferentes tipos de atrapadores, algunos con calcio y otros sin calcio. Tu médico decidirá cuál es mejor para ti.

Si tienes atrapadores de fósforo recetados, es importante que tomes la dosis correcta con cada comida incluso cuando comes fuera de tu hogar. Hay pacientes que también necesitarán tomar atrapadores de fósforo con las meriendas.

Conclusión

Proteger tus huesos y tu corazón cuando tienes enfermedad renal es posible si controlas tu consumo de fósforo, mantienes un nivel adecuado de vitamina D y haces ejercicio regularmente.

Recuerda que es importante trabajar en equipo con tu médico y nutricionista para asegurarte de que estás cuidando tu salud ósea de la mejor manera posible. ¡Puedes mantener tus huesos fuertes y saludables con pequeños cambios en tu alimentación y estilo de vida!